Cuando ir despacio significa progreso.

Como muchos sabéis, a principios de verano me despedí de Cornellà rumbo a la ciudad vecina, Esplugues de Llobregat, el "hermano pequeño" donde iban la mayoría de jugadores/as que no querían en la cuna de los Estopa. Mi motivo, una llamada importante, entrenar a un cadete femenino preferente (la categoría más alta aquí en Catalunya) de nueva creación. Los castillos en el aire no suelen funcionar, así que, a primeros de agosto, me enteré que el equipo no se haría: estaba sin equipo.

Plantado en unas fechas poco recomendables, tiré para seguro: volver al club de al lado de mi casa, la UE Lima-Horta (más conocida por sus femeninos), a ver si quedaba algo. Junior "B" era el nombre del equipo en el que figuraría mi nombre como entrenador. Era el nombre del equipo de 12, 11, y finalmente 10 jugadores con los que se supone compartiré vivencias (que todos leeréis aquí si queréis) hasta mediados de julio de 2009.

Hoy me ha parecido buen momento para estrenarme en el blog. Segundo partido de liga, tras el debut como visitantes al que no pude ir (los calendarios salieron tarde y no pude aplazar, estando yo en Zaragoza). Nos presentábamos como locales tras un +25 en el derbi ante Salesianos, y el visitante, IPSI "B", venía de un +35. El espectáculo estaba servido. Y tan servido, Minuto 3, 0-8. Tiempo muerto que pido, y como a un buen entrenador no le pasaría, me colapso. "Ahora no, Víctor, ahora no. No metas caña, no cambies el chip. Rectificaciones, pero sigue con lo mismo. Este partido no es tu guerra". El partido ha sido un ir y venir, de acercarnos en el marcador, ponernos nerviosos, y que se nos alejaran, con la mala suerte de llegar al final muy lejos, y terminar con un -12 que no hace, quizá, justicia a los 40 minutos. He visto intervalos increíbles donde decir "mis chicos ya podrían jugar en nivel A" y otros menos espectaculares donde reprochar a uno de mis jugadores una protesta al árbitro con un "cuando sepamos botar, quizá entonces os daré derecho a queja".

61 - 73, unos chicos algo deprimidos, las espectativas tras el debut eran muy altas y confían en mí, quizá más que ellos, fruto de la seguridad, probablemente excesiva, que les he mostrado del primero de septiembre hasta ahora. "Hemos podido ganar, lo sabéis todos, verdad?". Una voz de uno de los mayores del equipo ha sido clara. "Y porqué no lo hemos ganado?". Silencio jodido. Cómo hacer entender a una panda de chavalotes majísimos y juventudes complicadas, que los domingos, que para ellos son la oportunidad de pasárselo bién y disfrutar ganando, y hacer disfrutar a sus padres, ya no son la prioridad, sino que queremos poner en práctica esos pasos de baile a los que dedicamos casi 5 horas semanales. Parece sencillo, pero todos hemos tenido su edad, y por contra no hemos vivido sus días. Harto complicado. Sus evoluciones son correctas, sin llegar a estupendas. Algunos llevaban 12 años jugando, pero siendo claros, no saben botar, no saben tirar, no saben dar un pase ni recibirlo. No saben jugar a baloncesto.

No sabían, ahora empiezan a entender de qué va el tema... y todavía quedan 8 meses. Nuestro trabajo, chicos, no es sencillo. Ni fácil de entender. Imbroda dijo "si temes la soledad, no seas entrenador". Y ojalá sólo a soledad se hubiera referido...

Tal como me pasó con el equipo que tenía que llevar (paso atrás para coger carrerilla), como el cambio de planteamiento del entrenador del año pasado a mí (en vez de ganar por ganar, progreso para que los partidos caigan por inercia), ir despacio, leído correctamente, simboliza lo mismo que progreso.

Vamos despacio, a velocidad correcta.

UE. Lima Horta "B", 5º (de 16), 1-1.