lunes, 20 de octubre de 2008

Entrenador, hoy he defendido, eh.

Ojito con la frase. Mi querido tumorcito me la soltó el domingo tras un atípico partido que ahora comentaré pro encima, y que acabó con la friolera de 40 puntos a 25, victoria para mis juniors. Una pista mojada, casi impracticable. Un árbitro con ganas de cobrar pero no de pitar. La baja de mi "center" de 1,95. Al ser pista exterior, balones que no son los habituales, y aros más duros. Y para colmo, una zona 2-3 no muy mal hecha que atacar durante 40 minutos.

Como del aspecto técnico por lo general se están ocupando otros, me voy a explicar un poquito en la filosofía que veo que está siguiendo el equipo. Cualquier grupo de individuos necesita, sin duda, un referente y unos objetivos. En mi última entrada os vine a hablar de mi "tumorcito", y el motivo de esta entrada no es sino la frase que me soltó tan ancho al final del partido.

Si tú a tu equipo le pides que defienda tres cuartos, esperas que defiendan tres cuartos. Si pides que lo hagan a media pista, que lo hagan a media pista, y si lo dices a pista entera, que lo hagan a pista entera. Dicho así suena fácil, pero probablemente la euforia del "oh sí, es domingo y por fín toca jugar" desconecta el 90% de las mentes de los jugadores para negarlos de cara a la aceptación de cualquier orden por parte del entrenador. De forma que digas lo que digas, lo más probable es que la mitad estén en la parra y no colaboren.

Uno de los objetivos que tenemos anualmente como entrenadores es mentalizar a los jugadores de una serie de acciones a ejecutar en pista, preferiblemente conceptos ya trabajados en los entrenos (siempre dije que probar novedades no entrenadas suele acabar en error). Entre las muchas cosas que trabajamos se encuentra la presión a toda la pista, para más inri siempre lo hacemos tras sesión de físico: si son capaces de hacerlo con un gran desgaste físico, durante el partido darán aún más de sí y no notarán el bajón de rendimiento tras muchos minutos en pista.

Así que tirando de sentido común, y para evitar una zona que se hacía cerrada, cerradísima, y más contra un equipo con muy pobre porcentaje de tiro, lo más lógico que puede hacerse es intentar robar balones arriba para evitar que se coloquen. Mi grata sorpresa es que los chicos empiezan a apretar, a estar ahí arriba, y más importante aún, ya no meten la manita donde no toca, sólo pican balón, y muchas veces fuerzan violaciones de 8 segundos. Al final del partido (teniendo todos muy claro que en condiciones más normales podíamos haber soltado una buena exhibición), el señor T (dijimos que le llamaríamos T, verdad?) me viene y me suelta la frase del título. Y fue una verdad como un templo, el anteriormente "manta" en defensa, el pasota, se había dedicado a aguantar choque tras choque con el pecho de su atacante, apuntillando una defensa brillante. Si alguien hubiera visto el partido, no hubiera dicho, por fín, que hay alguien que quiere cargarse el grupo, y eso quiere decir que algo ha cambiado.

"Defendido? Felicidades. Ahora sólo nos queda no perder pases, mejorar los porcentajes de tiro, no perder balones... Y seguir defendiendo. Nos vemos el martes".

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